Carta del Padre General a los Carmelitas seglares OCDS
Queridos hermanos y hermanas: ¡PAZ!
A diez meses de haber celebrado nuestro Capítulo General, al terminar este mes de Julio con María, nuestra Madre del Carmen, y celebrando la fiesta de Santa Marta, que nos invita a vivir en el afán cotidiano, con el corazón en una cosa, contemplativos en el mundo, me llena de gozo dirigirme a todos vosotros, mis hermanos en el Carmelo, para agradecer, confirmar, animar, bendecir y celebrar con vosotros este momento de vuestra historia de Carmelitas Seglares, que es también la historia de todos los que formamos la gran familia del Carmelo Teresiano.
GRACIAS
Mi primer sentimiento, desde que soy General, al pensar en el Carmelo Seglar es de admiración y agradecimiento sincero. Dondequiera que voy y encuentro comunidades OCDSlocales o en asambleas provinciales, recibo el impacto de una alegría y entusiasmo que me recuerdan mucho la pasión del corazón de Teresa de Jesús. Conforta y anima mucho vuestraentrega y vuestro interés por formaros, por caminar como familia, por hacer camino como comunidad local, provincial y como Orden. Sois siempre una inyección de vida, también cuando vosotros mismos pedís ser acompañados y animados, precisamente por eso. Gracias, porque en estos últimos años el Carmelo Seglar ha crecido, no solo en número, también en estructuras de coordinación y de colaboración, de animación y sinodalidad, aparte de la riqueza de las Constituciones, el esfuerzo enorme de los diferentes Estatutos regionales o provinciales. Os felicito por ese camino hecho. Y os animo a no quedarnos en la letra de la ley. A no dejarnos atrapar en diálogos inútiles sobre matices legales ointerpretaciones casuísticas. Es necesario una estructura legal, nos protege y cuida la comunidad de la arbitrariedad, de la improvisación, y, en muchos casos, de la manipulación.Necesitamos unas normas de vida que expresen nuestro propósito de vida. Y necesitamos recuperar el sentido de la obediencia teresiana, que es un valor precioso bien entendido. Obedecer es tarea de todos; necesitamos recuperar la capacidad de dejarnos guiar y acogerel proyecto de Dios en sintonía con los que ocupan el cargo de servidores de la comunidad y con nuestros superiores. Así como los que animan tienen que hacerlo desprendidos de sí mismos, y nunca aferrados a sus cargos. En gobernar bien está la obediencia a Dios y no a sí mismos.
Ojalá no se os vaya el tiempo en discutir cosas de poca importancia, como lamentaba la Santa en el comienzo del Camino de Perfección. El Carmelo Seglar necesita, en todo el mundo, un salto evangélico, audacia teresiana, arriesgarse a vivir una experiencia de Dios honda, una oración profunda, una vida comunitaria auténtica, con el atractivo irresistible de la sencillez evangélica, sin disfraces, ni equilibrios educados, con franqueza y transparencia, amor verdadero de unos con otros. Que en nuestras comunidades se transparente el ‘mirad cómo se aman’. Cuando viene alguna persona nueva a nuestra comunidad no se sorprende de la estupenda organización que tenemos o de las hermosas Constituciones, lo que observa es cómo oráis, cómo os comunicáis, cómo os queréis. Observa si no hay rivalidades o recelos, si hay una comunidad en la que los que tienen el cargo de animación están al servicio de todos y si los últimos también tienen la palabra paradecir cómo se sienten, observan vuestra empatía con el sufrimiento de nuestro entorno.
UNA SOLA FAMILIA
Quiero comenzar con un par de ejemplos que me sirven de pórtico, y que, aun tratándose de proyectos sencillos, podrían expresar el sentido de familia, de corresponsabilidad y de pertenencia que nos ha sido regalado a seglares, monjas y frailes: Desde que estoy en Italia he ido ya varias veces a nuestro convento de Monte Compatri. Allí Laura y Lorenzo, madre e hijo, dos animosos laicos del OCDS, llevan, con el padre Basilio, el Director del Centro de Espiritualidad, el cuidado de la casa, colaborando a distintos niveles. Los seglares se ocupan de la relación con los huéspedes, colaboran en la secretaría y en la organización y gestión del personal. De la comida se encarga Laura. La animación y la programación de iniciativas pastorales del Centro se lleva a cabo en colaboración, entre frailes y seglares. También Gianfranco, abuelo materno de Lorenzo, trabajó aquí hasta hace poco más de un año. Era un hombre muy conocido y querido, perenne en la portería, hasta pocos días antes de su muerte siguió trabajando. Ahora reposa en la misma tumba de los Carmelitas aquí en Monte Compatri, unidos también después de la muerte. En la Orden tenemos parecidos y hermosos ejemplos en algunas provincias, en diferentes campos y apostolados.
Igualmente, en los primeros meses del presente año se ha tomado la decisión, como en tantos otros lugares, de dejar, como comunidad de frailes, la presencia en Las Ermitas de Córdoba (España). Es un lugar bellísimo en la montaña y de antigua tradición eremítica (anterior a la presencia de los Carmelitas). Sin embargo, ante la propuesta de la Diócesis de entregar el lugar a alguna otra comunidad contemplativa, y siendo un lugar tan emblemático para nuestra Orden, hemos considerado la posibilidad de continuar nuestra presencia, pero a través de un proyecto en colaboración con los laicos del Carmelo seglar. En tal sentido, animo las iniciativas en las quese “evidencia la riqueza de nuestra Orden, y la común vocación contemplativa y apostólica quenos define, en la comunión con nuestras hermanas las carmelitas descalzas, al servicio de la Iglesia.”
Aquí viene la cita las Constituciones OCDS, números 1, 2, 37 y 38: Al hablar de los laicos, las monjas y los frailes dice: “Es una sola familia con los mismos bienes espirituales, la misma vocación a la santidad (cf. Ef 1,4; 1 Pedro 1,15) y la misma misión apostólica. Los Seglares aportan a la Orden la riqueza propia de su secularidad.” (Const. 1). Participan en el carismay en la espiritualidad de la Orden formando parte de la misma (cf. Const. 2). “Es una parte integrante de la Orden de los Carmelitas Descalzos” (37) Además, “se procurará que representantes de la Orden Seglar estén presentes cuando en un área geográfica se proyecta, a nivel local o provincial, elservicio apostólico de la Orden o se profundiza sobre la situación de la Iglesia y de la sociedad.” (38) Estos puntos tan claros de vuestras Constituciones, nos abren al desafío de una colaboración creativa a tantos niveles, y que comienza por una verdadera comunión en la misma vocación dentro de la gran familia teresiana. Un carisma compartido desde la peculiaridad de nuestro estado de vida, asumido con conciencia plena de que respondiendo a la llamada de Dios, cada uno vive en plenitud su vocación, para riqueza de todo el cuerpo. Es decir, la riqueza yplenitud de la espiritualidad, del carisma y de la pertenencia son un don entero para laicos,monjas y frailes, sin niveles de importancia. Esta verdad que nos constituye como una sola Orden, antes que ser un ‘privilegio’ o un ‘orgullo’ vano, nos enraízan en el sentido de una verdadera vocación en la Iglesia, llamados a vivir en la escucha diaria de la Palabra, en comunidad, disponibles al paso de Dios en nuestra vida, al aire del Espíritu, buscando juntosla verdad. El número 38 de las Constituciones OCDS dice algo muy bello: “Los frailes y las monjas del Carmelo Teresiano consideran la comunidad laical del Carmelo Secular como un enriquecimiento para su vida consagrada. A través de una interacción ellos y ellas desean aprender de los laicos/as carmelitas a reconocer los signos de los tiempos juntamente con ellos.”. Quiero que sepáis que así os sentimos también, como una palabra de Dios para todala Orden, para todos nosotros. Quiero insistir en este ‘aprendizaje mutuo’, que nos competea todos por igual y que es parte esencial del ser carmelitas: el discernimiento en comunidad, que constituye uno de los desafíos que hoy tiene todo el Carmelo. Somos conscientes de larealidad de dentro y fuera de nosotros, estamos atentos a los signos de los tiempos, caminar como humildes aprendices en la escucha comunitaria de la Palabra, auscultando los gritos del presente, orando en el corazón de las heridas de nuestro mundo. La verdadera oración nos hace contemplar a Dios en las pandemias y los brotes de vida nueva de nuestro mundo.
SINODALIDAD Y COMUNIDAD
Estamos inmersos en un proceso eclesial de escucha profunda de Dios, del momento presente, con el desafío de aprender a vivir la sinodalidad en el Carmelo. Conscientes de que el programa es tan bello como arduo. No quiero esconderos mi preocupación por la situación que se percibe en muchas comunidades del OCDS, en las que la riqueza del ‘amorprimero’, del don recibido en la llamada, del entusiasmo teresiano del carisma, se ve, en algunas ocasiones, trabada por conflictos internos, luchas de poder, faltas de diálogo serenoy sincero, ambiciones disfrazadas de verdad, dificultad para la comunión en la diversidad. En algunas ocasiones, la belleza de la vida en comunidad, se ve amenazada por la falta de confianza y libertad, por el deseo de imponer la propia visión de las cosas, por falta de acogida teresiana de todos y cada uno, sin discriminación.
Cuando un carisma y un don personal es bueno y viene del Espíritu, ayuda a construir comunidad. Si hay oración sincera, mi silencio es escucha profunda del otro. La comunidadse construye dentro y fuera del tiempo de la reunión, se construye en lo que hablamos y enlo que no decimos, crece en el interés educado por el otro. Os animo a que la formación compartida en las comunidades sea sólida y bien fundada, una formación para la vida, no para acumular teorías, para hacerla vida que nos ayude a ser testigos del evangelio en vuestro entorno, mensajeros de la doctrina y la experiencia de nuestros Santos del Carmelo.
No todos estamosllamados a vivir en comunidad, no todaslas personastienen la capacidadpara establecer vínculos de respeto y de acogida del otro, en un camino de colaboración y verdadera escucha. Es fundamental percibir si la persona que quiere entrar en el Carmelo tiene esta apertura y capacidad para asimilar un estilo de vida en comunidad. La aptitud para dejarse acompañar y guiar con madurez, sinceridad y diálogo es clave en todos los momentos de la formación, y después de la formación. Necesitamos abrir en nuestras comunidades procesos de autocrítica serena, sin miedo, comenzando por los animadores, continuando por los formandos, e incluyendo a los padres asistentes. Para que una comunidad sea sana necesita dejarse desengañar (Vida 16, 7).
Necesitamos acompañarnos entre nosotros, y pedir ayuda. Al ejemplo como la Santa pensaba la relación entre los amigos de Dios. Ella siempre se dejó ayudar, e incluía una clavefundamental de discernimiento: “Nos conocen los que nos miran de fuera”. Dejarse mirar significa, al estilo de la Santa, dejarse confrontar, abrir las ventanas de la casa, de la comunidad, para ser fortalecidos y confirmados en el camino emprendido. Tenemos que leer de nuevo el Camino de Perfección, para aprender a ser comunidad. “Humildad, desasimiento y amor de unas con otras…”, las tres columnas del camino de la oración teresiana, siguen siendo nuestra inspiración para crear auténticas comunidades orantes. Que nuestras comunidades huelan a aire fresco, confianza y diálogos creativos. El Carmelo no quiere, ante todo, ser una escuela de ‘perfección’ legal o moral, sino una escuela de comunión, en la que la perfección se vive como integración, con aquella alegría teresiana que hacía a sus monjas querer ser santas, por el fuego del amor que llevaban dentro y que la madre, con su amor de hermana, les contagiaba.
EN LA ESCUELA DE LOS ORÍGENES
Este camino siempre se enraíza en la experiencia de los orígenes. Hemos de volver a profundizar en el comienzo del Carmelo, la Regla y el ‘propositum’ que movió a aquellos primeros ermitaños, junto a la Fuente de Elías y al amparo de María, a entregar su vida porun ideal común de santidad, sin reservarse nada. Volver al comienzo de la aventura Teresiana, con aquellas cuatro ‘pobrecitas’, que estrenaron una nueva familia en la Iglesia, nacida del corazón enamorado de Teresa. Hoy el desafío es reencontrar la frescura de los orígenes, sin añorar el pasado… ¿Cuál era el secreto de aquellos ermitaños? ¿Qué se les había regalado para vivir tan decidida y valientemente en obsequio de Jesucristo? ¿Qué tesoro ardía en el corazón de Teresa?, ¿Qué percibió en la Mirada de Jesús?, ¿Qué aventura le nació dentro para dejarse mover por el Espíritu y cambiar, ‘mujer y ruin’, la historia de la espiritualidad fundada en tan hermosa amistad con Dios y amistad con los hermanos?
Es un momento precioso para todo el Carmelo Seglar, tan precioso como desafiante. No nos dejemos llevar por un pesimismo que es un pecado contra el Espíritu Santo. Dios siempre regaló al Carmelo sus mejores luces en las situaciones más críticas. Hoy nos necesitamos como familia unida, humilde y en camino, sin alardes, sin triunfalismos, ni derrotismos. Es siempre la hora de ofrecerse como instrumento, tú y yo que nos sentimos tan nada, y a losque Dios, como a María, nos ha pedido darle un sí audaz y pronto.
Os necesito y os convoco, con María, en el camino que va hacia Ain Karem, a servir a tantos que nos necesitan, con el misterio (contemplación) de Dios en nuestra entraña, en nuestra comunidad. Dios va delante. CONFIANZA Y FE.
Gracias, mis hermanos y hermanas del Carmelo Seglar, Carmelitas de alma y cuerpo. ¡Juntos andemos!
Dios os bendiga siempre. María y José os lleven de su mano.
Fr. Miguel Márquez Calle, Preposito General OCD
Roma, 29 de julio de 2022